El Dolmen de S’Aigua Dolça es una construcción funeraria erigida alrededor del año 2000 a.C. que fue utilizada como necrópolis colectiva hasta el 1650 a.C., momento en que fue abandonada. A través de un estrecho pasillo para acceder a una cámara central de forma rectangular se enterraban los restos humanos de la comunidad, acompañados de un ajuar compuesto por piezas de cerámica, herramientas de hueso y objetos de cobre o de bronce. Hoy en día sólo se puede ver el perímetro de la construcción y la base del corredor y la cámara funeraria.