En la noche del 23 de junio se organizan hogueras en las plazas y playas y no faltan la música y los bailes. La hora mágica son las doce, el momento de sumarse al ritual de la depuración por medio del fuego. Según la tradición, ha de echarse a la hoguera algo viejo o un papel donde hayamos escrito todo lo que nos gustaría cambiar. Mientras se quema en las llamas, damos tres saltos seguidos.
El pueblo de Sant Joan se prepara para vivir la noche del 23 al 24 de junio, la más corta y luminosa del año y celebrar así el solsticio de verano. Como manda la tradición a las 00,00 horas se encienden els nou foguerons (las nueve fogatas) y las personas más atrevidas saltan cada uno de los fuegos para dejar atrás una etapa y darle la bienvenida a una nueva. Mientras unos saltan, otros degustan bunyols y vi pagès (vino de la tierra).